Cavernícolas
+ (21/10/06 - 21/10/06)
¿Quién le arrebató la vida? Lo hizo: Cavernícolas
Osario... ... ...
Los cavernícolas fueron seres que habitaron el planeta hace millones de años, su principal actividad era la caza y la pesca y posteriormente la agricultura.
Una de sus principales actividades artísticas fueron las pinturas rupestres, con las que dibujaban sus hazañas de ellos.
Los cavernícolas fueron inventando sus propias herramientas con las que se trabajaba más rudamente por ejemplo: Los cuchillos, Las palas, Los mazos. Con ellos también se defendían de los temibles dinosaurios, los cuales eran carnívoros y eran de gran longitud y tamaño que no cualquier cavernícola podía derrotar. Los cavernícolas posteriormente tuvieron que usar una especie de prendas llamadas pieles, las cuales usaban para protegerse de los crudos inviernos y glaciares de aquella época.
Posteriormente llegaron nuevas eras con las que se comenzaron a formar las casas y luego las comunidades, con las que se regían por un cavernícola que manejaba al grupo de la comunidad. Eso se terminó y fue cuando vinieron las civilizaciones regidas por reyes, pero fue en la época a.C.
Las civilizaciones formaron culturas como: Romana, Fenicia, etc. Que comenzaron con el curso de la historia y así imponer una marca. Y llegar hasta la sociedad actual.
domingo, 29 de junio de 2008
martes, 10 de junio de 2008
Mescolanza
Apuntes, comentarios, borrones y revoltijos desde New Orleans. En español and English.
+ (8/7/04 - 2/12/05)
¿Quién le arrebató la vida? Lo hizo: I
Osario... ... ...
Comienzo
Más fácil no puede ser.
El truco está en tener disciplina, supongo yo (que ser eso?). Total que aquí voy a venir a escribir cuando sienta ganas de hacerlo. Los cuadernos regados, los miles de comienzos de cuentos, las ideas repentinas o no aprovechadas las voy a centralizar aquí, para que no se me olviden.
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La opinión o por qué ya no hay poetas
Un poeta no nace. Se hace. Ya trae el germen en las entrañas, claro, pero tiene que sudar como poeta para ser tal. Y por favor, no lo busque en un libro. El poeta tiene que plasmarse en un libro, pero debe vivir como poeta. ¿Saltando de nube en nube? No. Esos se llaman serafines. El poeta es el que se despierta a trabajar por la madrugada y todavía tiene tiempo para enfrentarse a una palabra y saborearla. El poeta todavía encuentra frescura entre el habla cotidiano. El poeta nunca está conciente de si mismo pero no le quita el dedo al renglón de lo que sucede a su alrededor observando, filtrando, plasmando la vida frente a él.
La opinión es el opio del pueblo.
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Los chinos nunca mueren
¿Alguna vez has visto el entierro de un chino? El grupo más numeroso de seres humanos en el planeta se mantiene así no sólo por su aparente habilidad reproductiva que los coloca un poquito más abajo que los conejitos, sino porque nunca se mueren.
Leo Chong, un señor de quien me hice amigo mientras trabajaba en el Barrio Francés hace muchos años, es la prueba. Yo solía caminar desde mi trabajo hasta la parada del autobús, y la ruta más corta era pasando por la tienda de él. Cuando lo conocí en aquellos días, Mr. Chong tenía unos 69 años de edad, y su cara estaba surcada por antiquísimas arrugas. Teníamos en común haber nacido bajo el mismo signo zodiacal, el perro, y él siempre decía en broma que apenas iba a cumplir 10 años. Era un hombre risueño y platicador. Los cinco o diez minutos que pasábamos juntos hablando de lo que fuera eran siempre un apropiado descanso después del trajín del día. Mr. Chong probablemente hablaba cantonés, pero nunca se me ocurrió preguntarle. El inglés lo hablaba rápido y con un acento bastante pronunciado. De vez en cuando decía "Si, pues" o "¿quioras son?" en español, gracias a su estancia de 7 años en un pueblito de Guatemala.
Un día lo ví decaído de ánimos. Cuando le pregunté qué le sucedía, me miró con sus ojos chinos y sólo se sonrió. La tienda que atendía se encontraba en la mera Bourbon St., local donde vendía camisetas de mala calidad, postales a 3 por una, máscaras alegóricas de carnaval (hechas en China), y otros triquitraques. No fue hasta una semana después que noté su ausencia de la puerta de la tienda, la que era atendida por un hombre de aspecto hostil, y fue cuando me percaté por primera vez de la leyenda que se encontraba escrita a pincelazos maestros sobre el umbral de una puerta que estaba junto a la entrada de la tienda: China Longevity Club, 580 Bourbon St. Arriba del letrero que indicaba la entrada al club de la larga vida, dos caracteres en chino anunciaban probablemente lo mismo.
Supuse que estaba de vacaciones, o en el peor de los casos, había enfermado. No fue hasta el comienzo de ese invierno cuando un hombre de mucha menos edad que Mr. Chong, con apenas unos surcos sobre su frente, apareció en el lugar donde mi antiguo interlocutor se paraba. Me miró fijamente, y con acento chino me preguntó lo de siempre. Yo me quedé paralizado. El hombre sabía mi nombre y de donde venía. Cuando vio mi asombro, se sonrió. "No se preocupe," me dijo, "sólo hicimos un cambio." Precisamente, se llamaba Leo Chong. Era de XianPeng, y había vivido en Susex, Inglaterra, Bordeaux, Francia, y Alajuela, Costa Rica. Hablaba algunas frases en español. Había nacido en un año del perro, y era obvio que le gustaba platicar. "Mi tío me contó todo sobre Ud." me dijo al despedirme, "lo espero mañana."
Fue así como supe al día siguiente que, por medio de mil y una artimañas, el viejo Chong y cientos de sus amigos llegaban al país y asumían la identidad de uno de sus familiares para mantener los trabajos que tanto les había costado conseguir. Las familias que dejaban atrás se beneficiaban de la entrada continua de remesas, y nunca se perdía un sólo día de trabajo porque, con dos o tres otros Leo Chongs en la clandestinidad, si uno se enfermaba, otro tomaba su lugar. El Chong hostil que vi al principio de la enfermedad de mi amigo no dio el ancho por su modo antipático y fue reemplazado por el presente Chong.
Hace años que no trabajo en el Barrio Francés, pero de vez en cuando paso por la tienda a la par del club de la larga vida. Al presente Chong se le han pronunciado unas cuantas arrugas más en la cara, pero sigue igual de risueño y platicador. La última vez que lo vi, sostenía en sus brazos a un bebé. "A ver si adivino," le dije en broma, "se llama Leo Chong."
Chong sólo se sonrió. Me contestó en perfecto español. "Si, pues."
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Un aviso
Creo que alguien se ha muerto. No tengo la certeza, pero si el aviso de un aire por detras de mi mientras me encontraba en mi habitacion ayer. Supongo que es alguien que conozco (que le importa a un desconocido avisarme que se murio?) y supongo que voy a saberlo dentro de poco. Talvez es alguien que conoci hace mucho tiempo, no se. Casi siempre no es hasta mas tarde que me doy cuenta que alguien me avisó de su propia muerte. Algo inexplicable pero mundano pasa y no le pongo mucha atencion, hasta que me llega la noticia. Y entonces ato cabitos y me doy cuenta que si, que me mandaron una notita preternatural como para decir 'hey, me fui." Me pregunto si, cuando yo muera, voy a tener esa oportunidad. La abuela que murio este año siempre bromeaba que me iba a 'jalar las patas' cuando se fuera. Yo estuve esperando que asi fuera, pero nunca sucedio. Talvez se le olvido la promesa.
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